La firma digital no sólo es eficaz, segura y legalmente válida, sino también una alternativa con un fuerte efecto ecológico a los procesos convencionales basados en papel. Si tenemos en cuenta que cada año se producen en el mundo unos 420 millones de toneladas de papel (o cartón y cartulina) (fuente: statista.com), parece casi utópico y sombrío pensar en reducir esta enorme cifra. Sin embargo, cada individuo puede hacer su propia contribución: ahorrar sólo 500 hojas de papel reduce los residuos en 7,5 kilogramos de madera, 130 litros de agua y 26,8 kilovatios hora de energía.
La huella de carbono de una oficina prácticamente sin papel es correspondientemente positiva: según Deutsche Post AG, sólo la facturación electrónica ahorra a cada hogar alemán una media de 2,5 kg de CO2 al año. Otros documentos, como contratos o certificados, también pueden firmarse digitalmente sin más, contribuyendo así a la protección del clima. Un efecto secundario positivo que está impulsando a cada vez más empresas a introducir una plataforma de firma.